"Voluptuosidad, cruel tormento;

voluptuosidad, fantasma elástico;

voluptuosidad, llama de nuestro subterráneo;

voluptuosidad, sé mi reina”

(Charles Baudelaire, Plegaria de un pagano”)

“Bernd Jùrgen, mi manjar voluntario,

deseaba fervientemente ser devorado”

(Armin Meiwes, homófago de Rotenberg)

“Me gusta el porno alegre y divertido;

que las actrices disfruten follando

y el espectador se ría masturbándose”

(Sandra Uve, regista de hardcore y editora de hentai)


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Te lo tengo dicho: una vez que empiezas a golpear, no puedes dejar de hacerlo. Mientras respire, no le des tregua. Que tienes dudas, coñacea. ¿Crees que se mueve?. Patéale los riñones. ¿Escuchas un estertor?. Písale los pulmones. Remata ese cuerpo. Quiébrale el cuello. Atraviésale la tráquea. Dale el golpe de gracia. Usa el tranca-volante o el martillo, las mancuernas de cincuenta kilos. Comprueba que es un cadáver, restos mortales, un peso muerto. Porque no hay nada que pese tanto como un fallecido. Inmóvil, pesado, callado, tranquilo. Sin asuntos que atender ni cosas por las que preocuparse. Ya no hay frío ni calor. Ni sed ni necesidad de orinar, ni ganas de fumarse un cigarrillo. Y hay que ver lo feo que fumaba esta tipa. No sólo era rara, machorra, corpulenta, con esa cara inexpresiva que te miraba de reojo, sino que, además, la muy puta fumaba feo. Y eso, en una mujer, es inadmisible. La veo clarito con el cigarrillo barato colgando de su boca y haciendo buches, gárgaras con el humo. Como esa gente que fuma en dos tandas: primero inflando los cachetes y circulando el humo por la boca, llevándolo de paseo entre la lengua y las muelas podridas y luego tragándoselo hasta los pulmones, para volver a botarlo por la nariz o por los labios fruncidos, en posición de decir “offfffffffffffffffffffffff”, mientras suelta la nube de humo azulado, contaminado por todos los microbios que tiene en los bronquios. Ahora voy a tener que editar la filmación, coño, tu torpeza me obliga a quitar los momentos en que dejabas de torturarla y tú conoces que a los clientes les gusta que todo acontezca en tiempo real, casi con el time code a la vista, en el ángulo derecho inferior de pantalla. Y con el sonido directo, me complicas peor el asunto. Más cuidado en la próxima, Pacheco, o te vas buscando otro trabajo, que no creo que encuentres, porque no te pienso dar referencias. Carajo, antes lo hacías mejor, con pasión, con entusiasmo, con creatividad, proponías vainas, inventabas cosas. Cuando quemaste vivos a la pareja de enanos con el lanzallamas, aquello fue inesperado y se vendió como pan caliente. ¿Qué te pasa, estás aburrido?. Tómate un día o dos de vacaciones. Recupérate, relájate. Agarra un poco de sol. Sube al Avila. Haz algo, pero te quiero despejado el sábado por la noche, que tenemos pautado otro trabajo.

En el foto-estudio de su tío, años atrás, Tomás disfrutaba espiando las fotos ajenas. Casi siempre eran sosas, inocuas, cursis. Familias posando, niños ladillados, viejas sonrientes. Pero a veces salía algo que valía la pena recopiar y guardar para su archivo personal de momentos kodak: desnudos con la cabeza cortada, a propósito, por el encuadre; nalgas, genitales, senos. Una vez, una tipa chupándose uno. Otra, alguien metiéndoselo a un gordo o gorda (de sexo indefinible) por detrás.

Las “filmaciones” de quince años, bodas, bautizos, graduaciones y actos escolares o funciones de aficionados le daban más plata, aunque nunca ocurría nada interesante. Hasta que empezaron a ofrecer sus servicios para despedidas de solteras/os. La desinhibición provocada por el alcohol era fascinante. La gente se volvía loca y caía en un trance donde dejaban escapar sus deseos y perversiones. Las mujeres manoseaban al striper, agarrándole el culo e intentando dejarlo en pelotas. Se le echaban encima, lo arrinconaban en las esquinas, restregándose contra él. Le mostraban los pezones, invitándolo a saborearlos. En una, bastante desenfrenada, la novia y sus amigas le duplicaron la tarifa al trío de fisico-culturistas, para que se masturbaran delante de ellas. Las eyaculaciones provocaron una histeria colectiva que exigieron escindir de la copia final. Tomás conserva el master de esta grabación en video que la gente se empeña en llamar “filmación” sin que él se moleste en corregirles los términos.

Si por decir “filmación” puedo cobrarles más, yo soy Tarantino y ellos los protagonistas de su copia. Las escenas en bruto y la edición que hago con ellas son mías.

Adoptó el apodo. Las despedidas de solteros resultan más obvias. Con sexo explícito practicado por el novio, sus amigos y las putas que se ofrecen como desnudistas, pero que terminan echadas sobre sus extremidades, penetradas por dos y hasta tres tipos al mismo tiempo. Sus primeros videos porno se nutrían de allí. Con encuadres artísticos, rebuscados, y primerísimos primeros planos de clítoris, prepucios, vulvas, glandes, esfínteres, escrotos. Después de cada faena había que limpiar el lente de la cámara.

Pronto comenzó a rodar con solistas que repetían sus consoladores, vibradores y sondas. El video de la “Mujer Orquexta” es un clásico de la versatilidad de una tipa que rellena ella misma, con diversos adminículos y simultáneamente, todos sus orificios, en un recital de gemidos inquietantes. Siguen dúos; tríos; cuadriláteros, sextetos y un circo orgiástico de aficionados que usan el trapecio e imitan a elefantes en celo y cama-leones que devoran su ropa íntima. Desfile de prestidigitadores que hacen desaparecer sus apéndices genitales; contorsionistas que lamen sus propios sexos; equilibristas de barra eréctil fija y móvil; clowns transgénicos que interpretan a adán, eva y la serpiente al unísono; vaginas dilatadas que succionan y expelen humo, champaña, pelotas, palos de golf, bates, mangueras de bombero, aviones de juguete, recreando el diluvio bíblico o el ataque a las torres gemelas (la historia uterina del mundo); el crazy horror rocky show con gigantes y enanos; clavadistas y maromeros compitiendo en las olimpiadas de la cópula; extreme sports con escaladores de paredes anatómicas; ciencia ficción pornofílica con zombies insaciables y alienígenas espermatozoicos. “Sus inicios son los de un eyaculador precoz con urgencia de penetración: alardes de ingenio con sobresaturación de imágenes elaboradas, esbozo de ideas inquietantes que no desarrolla, hemorragia incontenible de gags que debe exorcizar para no ahogarse en sus sueños húmedos. Nuestro pornógrafo caraqueño homenajea o plagia, sin proponérselo, las iconolastias más estrambóticas de Ken Russell (judío converso al catolicismo), Fellini, Kubrick y el cine vanguardista de los 70, mezclando neorrealismo con music-hall. A pesar de su ego, el novel film-maker exhibe un talento que le cuesta reprimir y que no tardará en canalizar hacia sendas conceptuales concretas, enriqueciéndolo con el preciosismo visual que no lo abandona ni en sus etapas más nefastas, oscuras y sórdidas de abatimiento artístico-existencial” (Paelinck, Rose. “Crónicas críticas de una cinépata irreductible”, Bruselas, 2002).

“Xubterráneo del placer” lo profesionalizó. Tarantino no comparte cómo logró eludir a las autoridades del Metro para filmar en esa locación pública. La cámara ubicada dentro de la cabina del conductor muestra la llegada del tren a sucesivas estaciones donde los personajes se quitan sus impermeables y abordan desnudos, soberbios, impúdicos, el sistema de transporte masivo. Copulan mientras el vagón sigue llenándose de manera desbordante y opresiva. Conforman un tren humano dentro de otro. Anatomías prolongadas, estas adentrándose en las aquellas, con placer, agonía, jadeos y calor creciente. Casi se puede sentir la concentración de emanaciones fisiológicas. Vapores que arrebatan al pasajero, transportándolo a un estado de conciencia alterada, en comunión con el espectador.

El porno es una disciplina interactiva que demanda la participación física del público. Nuestra misión es inducir respuestas sexuales inmediatas en la audiencia, promoviendo fantasías a los niveles más profundos de su psique y condicionándolos a una apertura y relajación de las costumbres, que lo fuercen a redefinir sus experiencias y deseos. Las artes eróticas son un género didáctico de elevada responsabilidad, con incidencias insospechadas en la civilización.

Los videoclubes nacionales le exigen más películas. Los avisitos clasificados ofertan sus pornos como un gancho promocional para atraer clientes. En los catálogos, la aún escasa obra de Tarantino figura al lado de los best-sellers canadienses, suecos, y filipinos. Tomás se plantea contratar más gente. Se trae profesionales y técnicos de los canales de televisión regional y de las productoras publicitarias que han cerrado. No siempre hay química y pocos se adaptan a su ritmo y estilo de trabajo. Con una alta rotación de personal, “Adúlt-Erox Inc.” entrega una matriz semanal para ser duplicada. Las carátulas las imprime el viejo Contreras en Sarría.

Tarantino se pasea por lo consabido, sin bestialismo (salvo una entrenadora de serpientes que se introduce una pitón blanca en la vagina) ni films gays (mercado altamente competitivo y subespecializado que ignora), pero tanteando los extremos de la lluvia dorada, los baños de semen fresco (duchas e inmersión), las penetraciones múltiples intersexuales con accesorios, agregándole su sazón: coitos submarinos (una versión bizarra de la sirenita y otra del titanic, en enormes estanques de plexiglás transparente); la serie del “Doctor Pervexo” y sus ayudantes “Cóncavox & Convexus” (colonoscopia, endoscopia, ecosonograma invasivo genital, histerectomía); masturbaciones colectivas en una iglesia (contrastando el escenario con las acciones); misas negras churriguerescas, plagadas de fetichismo religioso, con figuras tamaño natural de vírgenes penetrables (como los cinetismos de Soto) y santos con falos piadosos, misericordiosos, omnipresentes, dignos de beatificación, venerables.

La “atmósfera T”, el “T way”, el “T style” vienen dados por pantalla dividida, narración en off, reiteración obsesiva de imágenes por intercortes y películas enteras en cámara subjetiva. Su única grabación desdeñable fue un “corto” sin título que le encargó una fan peculiar que maneja un hummer blindado (chairman of the board y accionista mayoritaria de un emporio de telecomunicaciones). Se trató de una patraña de dominación escrito y estelarizado por ella misma, enmascarada de dominatriz. A pesar del generoso pago en efectivo y del acuerdo de confidencialidad que tuvo que firmar, Tomás conserva una copia furtiva (la matriz fue incautada por la ejecutiva) y el manuscrito del “guión” : Plano cerrado sobre boca practicando sexo oral a miembro masculino erecto. Cámara abre encuadre: vemos varón con corset de cuero negro, de rodillas, tragándose un pene de doble extremo que usa mujer recostada contra columna dórica. Corte a la dominadora penetrando con violencia a su esclavo. Detalle para apreciar que está erecto. Corte a ella sodomizándolo salvajemente, mientras lo azota con látigo de cuero negro. Detalles sucesivos de él eyaculando y ella que lo agobia con brutalidad y satisfacción.

Contactado por un distribuidor de Tegucigalpa que disfrutó enormemente “Por-no-dejar” (humor negro que marca sus “divertimentos” más ágiles y frescos), Tomás inicia la exportación de sus videos a Guatemala, Honduras, Ecuador, El Salvador, Bolivia, Belice y Nicaragua. “Ahora, dosis masivas de sexo son apenas una excusa para burlarse de lo instituido: la iglesia, el estado, la educación, el trabajo, el matrimonio, la salud, los cuerpos policiales y bomberiles, el tráfico aéreo, las guerras...son objeto de su escarnio ácido y mordaz que desnuda el absurdo imperante” (“Porno: teología de la liberación del super-yo. Una aproximación fenomenológica a la estigmatización del sexo como componente gestáltico de la individualidad”. Tesis de grado de Sánchez, A y otros. Pag. 326. Instituto Técnico Superior de Estudios Libres, ITSEL, Caracas, 2002).

Dalí, Breton, Buñuel y yo expresamos lo mismo por diferentes caminos. Yo me valgo del sexo para desacreditar la realidad. De las pasiones animales y del instinto de placer para inquietar, cuestionar, filosofar, desestabilizar. ¿Recuerdan el teatro-pánico de Jodorowsy? Pues, bien, yo pretendo algo similar con el hardcore. ¡El porno-pánico que te excita, te sobrecoge, te confunde, te impacta, te remueve el subconsciente y te reconfirma tus patrones de vida y tus creencias...o te sacude y te hace cambiar! ¡Cambiar o morir! ¡Cambiar para cambiar!

Funda “Bálano Filmx” para sus exportaciones latinoamericanas y “Follártixts” para España. “Fálox” apunta a Bélgica, Holanda, Alemania e Italia y “Purplex Cock – Wild Cum” al mercado angloparlante. “Xpain is a pain, is a pain, is a pain” (inspirada por Gertrude Stein) es un kitsch de sadomasoquismo y fiesta brava, con astados, toreros y desproporcionadas geishas rubias, bailando flamenco desnudas en el ruedo ibérico.

El realizador cultiva sus propios fetichismos: demora la defecación hasta límites sobrehumanos y sus mujeres (las que filma y las que usufructa) han de ser exclusivamente rubias (merced a su vasta colección de pelucas que a veces él mismo usa), tipo Marilyn o Madonna, de senos hiperbólicos y pezones pequeños, fototrópicamente erectos, con vello púbico densamente poblado, prolijo, acolchado: un felpudo. Semental airoso, pornógrafo disciplinado que es, Tarantino jamás eyacula adentro. Gran parte de los cum shots que vemos son de él: viscosos, exultantes, saltarines, promediando sobresalientes distancias, que alcanzan las pupilas de sus pornostars. Colirio espermatoideo. Bálsamo facial epidímico, emoliente y humidificante, mejor que la placenta de oveja. Específicamente, las asiáticas lo enloquecen. Pero ejemplares genéticamente perfectos de ojos rasgados con tetas grandes y cabello blondo no abundan, aunque pueden lograrse quirúrgica y cosméticamente. El ya ha pagado caro por satisfacerse.

La industria del entretenimiento para adultos es omnívora y las películas con gordas (que harían las delicias de Botero), son divertidísimas, epopéyicas: bálanos heroicos abriéndose paso entre adiposidades pálidas y kilos de sobrepeso. Glándulas mamarias rotundas adosadas a barrigas de 360º. Telones de nalgas caídas con efecto de cascada celulítica y estrías inmunes a la liposucción más brutal. Rollizas extremidades varicosas. Pieles oleaginosas, lubricadas de sudor, adornadas por dermatosis y furúnculos de pus ansiosos por explotar ante el asedio del invasor, cazador de paquidermos humanos, montañista de moles abyectas como escaparates abandonados en medio de la estancia. Pianos de cola desafinados obstruyendo la escalera mecánica.

El humor, una vez más, escandaliza a las audiencias patrioteras. Un 12 de octubre, Tarantino estrena “Penexuela”, gesta heroica que se pasea por la historia sexual novelada de Páez, Sucre, Urdaneta, Falcón, Miranda, y los hermanos Monagas, entre otros. Se alternan incursiones genitales y bélicas en mood independentista.

¿Acaso no es el miembro viril un arma, lanza, puñal, espada, y la penetración un acto de agresión, dominación y sometimiento?. Y, si es así, ¿por qué entonces anatemizar y execrar mi obra?. Yo filmo estas intimidades y vicios privados porque hay un público que lo demanda. Soy un artista visceral, fisiológico, que responde a las exigencias del cuerpo.

“Vulvax” es un regodeo macro de una vagina impecable, de excepcional tesitura y apetitosidad (níspero, zapote, sushi de cangrejo, steak tartare, flor de alcachofa, filete de langosta, oporto, caviar negro), ampliada por la lupa de Sherlock Holmes y pormenorizada por la curiosidad de Sebastián Elcano. Labios mayores y menores. Clítoris altivo, campaneando de placer. Imágenes embriagantes, afrodisiacas, evocadoras, que disparan nuestros sentidos. Texturas insospechadas de ardua identificación para legos y profesionales de la salud, en sus distintos escalafones de especialización académica. Objeto de estudio en las escuelas de medicina y film de culto para audiencias tan avanzadas como dispersas. (El casting, que se prolongó diez veces más que la realización y post-producción de la película, convocó a miles de mujeres sexualmente activas, entre 18 y 30 años. Se desechó la idea original de mostrar la ruptura quirúrgica del himen, elemento que garantizaba una buena porción del mercado oriental. También se desestimó utilizar actrices pornos habituales, dado el maltrato de sus “equipos”. Felizmente, las audiciones clasificatorias depararon una ganadora y dos suplentes. Las tres estelarizan, con exclusividad, sucesivas cintas bajo el sello”T”).

“Úbrex” es una ostentación estética, exquisitez para los ojos y espíritus libérrimos, dedicada a los que –como él- se vieron desprovistos de lactancia materna, que nos muestra desde las ubres vacunas hasta los pezones, aureolas y senos abundantísimos de María Lionza, Manuela Sáez, la Venus de Milo, Cleopatra, playmates, misses, nudistas en playas y la Mona Lisa espléndida, obscena, sonriente, seduciendo a un Leonardo sátiro que se apresura a usar su pincel más orondo y preciado. Ars erótica plausible, a pesar de que ya lo hizo Saura con Goya y su maja desnuda, recreada por esa hembra impenitentemente divina que es Maribel Verdú (ojos, boca, tetas, ombligo, caderas, culo y coño imprescindibles en la apoteosis universal del deseo), sin restar el más mínimo encanto su ausencia de cabello rubio.

–“Glandextein representa mi homenaje a Mary Shelley, progenitora intelectual de la que me amamanté desde muy temprano. Además, en esta cinta rescato de su jubilación prematura al intérprete que marcó pauta en los pornoshows en vivo que acontecían en La Habana batistera. Me refiero al Centauro, ese pene mítico de 1/3 de metro en erección con un diámetro de 8 cms. Claro que actualicé la anécdota con el tema de la faloplastia y la vistosa cicatriz que estigmatiza el glande del paciente quien, a petición expresa de su esposa obsesionada por las pornofilms que alquila, se somete a esta dolorosa intervención quirúrgica. Una moralina conyugal en clave de farsa que desmonta las bondades de la cirugía sexual y su industria. Metaporno puro”.

“Smoke”, de Wayne Wang, protagonizada por ese animal cinematográfico que es Harvey Keitel, lo indujo a conjugar eros y nicotina (etérea potenciadora de la líbido), con demoradas tomas en foto fija de beldades desnudas fumando con hedonismo, aspirando sus largos cigarrillos con fruición, expeliendo voluptuosas bocanadas de humo, mientras se proporcionan placer ellas mismas, son penetradas o se les practica cunilingo. “Vestida apenas por el humo de su xigarrillo” es una intensa apología al hábito de fumar, extendido sucedáneo público del sexo oral.

“Milkx”: crónica voyeur de una eyaculación que se extiende durante 96 minutos. Se suceden cientos de glandes, circuncisos, con fimosis, deformes, obesos, mal encarados, psicóticos, infames, estilizados, descargando su erupción seminal a boca-cámara, inclusive con preservativos. El plano más abierto es un médium close-up de un bálano fucsia y epiléptico, particularmente hinchado, que se convulsiona mientras vomita, escupe, se babea y desfallece agónico tras su último suspiro. El lente sigue las trayectorias de los proyectiles fálicos en el aire y sus impactos en los objetivos: labios, lenguas, dientes, paladares, rostros, cabellos, ombligos, glúteos, espaldas, senos, oídos. Yuxtaposición de imágenes logradas a través de un microscopio electrónico: millones de espermatozoides coreografiando su danza húmeda, renacuajos fértiles y vigorosos, delfines de proteínas retozando en caldo prostático de cultivo. Testimoniales femeninos lo mientan, en un marcado contexto gastronómico, “néctar”, “asqueroso”, “divino”, “repugnante”, “banana split”, “ordeño oval”, “ríos de la vía láctea”, “mi pozo petrolero de placer”, “merengada que engorda”, “fuego blanco líquido”, “fétido y penetrante”, “crema de leche agridulce”, “ungüento adictivo”, “yogurt de hombre, tibio y putrefacto“, “espesura sublime”, “linimiento anti-estrés”, “pacificador de úteros”, “tetero para adultos”, “mucosidad insoportable”, “jugo de cactus”, “sudor perlado de dioses”, “lechosidad” y “lágrimas de cíclope”. Cuando se les pidió que jugaran a “humanizar” a los espermatozoides, las consumidoras insistieron en analogías castrenses y húmedas: “ejército naval de machitos caza-óvulos”, “inundación de ginecólogos en miniatura”, “hordas gónadas”, “escuadrón de submarinistas de fluidos vaginales”, “invasión de enanitos verdes”, “ola de boyscouts explorando mis cavernas”, “habitantes de la galaxia testicular”. El desenlace nos salpica con una eyaculación “adentro”, vista gracias al recurso high tech de una tomografía.

–La invasión del cuerpo, despojándolo absolutamente de toda su intimidad, desnudándolo de adentro hacia fuera. Esta es la percepción última que se inscribe en nuestras retinas, nervios ópticos y memoria arquetipal, persistiendo ante el strip-tease supremo de la sexualidad humana, eternizada en una iconografía de computadora, con memoria virtual que se expresa en unidades de información electrónica. Ya no hay secretos en este plano de conciencia. Sólo nos falta atrapar el alma, desnudarla y penetrarla con mi miembro y con mi cámara. Y yo estoy empeñado en hacerlo.

“Demenxia pélvica” ilustra con rigor sociológico los efectos perniciosos de la abstención sexual en laicos/as, convictos/as y religiosos/as. Polarizando, abarca ninfomanías y psicopatologías varias. En el medio, subsiste la imposibilidad de eyaculación y las variantes de anorgasmia.

“Extremidadex” compendia los miembros masculinos de menor y mayor extensión y grosor, paseándose por la gama de tonalidades de los pobladores del planeta. Mención especial para los testículos, con casos de castración química, parcial y ritual. Capítulo aparte de casos clínicos: curiosidades, deformidades y enfermedades venéreas.

Inventario de desfloraciones objetales y fálicas, “Oh, himeneox” plasma el otrora derecho de pernada feudal sobre las recién casadas del reino y cotizadísimo privilegio de terratenientes o capitanes de empresa plenamente contemporáneos, en clubes de sexo donde subastan a vírgenes adolescentes que son estrenadas ante espectadores cuyo ticket de entrada al show incluye la rifa del trofeo de la noche: el himen inerte y ensangrentado. Cierta ONG impuso un veto a la distribución legal de esta “X” en el primer mundo, suscitando una demanda record en el mercado negro.

Transita brevemente su etapa nauseabunda, sin desprenderse del humor que es su óptica diferencial. Permanece en catálogo un trío de obras: “Asco mórtix”, inscrita en la coprofagia más extrema, con personas consumiendo sus propias micciones y heces fecales, donde resaltan los bebedores de vómito y las misioneras que lamen heridas purulentas. “Nosferatu Desechux” satiriza la leyenda draculiana con un aristócrata arruinado que recolecta y cocina toallas sanitarias usadas: prepara y consume caldos e infusiones con cierta concentración hematológica que extrae de sus pesquisas en la basura de los baños femeninos. En onda técno-étnica y con música new age, “Bloody Maryx, Wellcome Home” incita al vampirismo vaginal entre mujeres. Unas a otras se tragan sus menstruaciones y pintan sus cuerpos con sangre. Suerte de rito ancestral entre la tribu de las walkirias amazónicas que pueblan los tepuyes más elevados, una de las regiones de mayor antigüedad del planeta.

-Intenté y abandoné enseguida la tendencia del “Dogma” porque no me sedujo en lo absoluto hacer una película con tantas limitaciones. No le veo el encanto a asumir artísticamente la precariedad de recursos, cuando se cuenta en la actualidad con tal despliegue tecnológico al servicio de las ideas.

Nada de lo que filma le interesa. Experimenta porno de arte y ensayo con diálogos bergmanianos que no logra venderle a nadie, ni siquiera en el Encuentro de Arte Erótico en Ámsterdam. Permanece un tiempo en Europa, donde está posicionado como un “regista excéntrico, a medio camino entre el escándalo efectista y el virtuosismo estético. Su iconografía es salvaje e iconoclasta. Este hijo de la pequeña Venecia encarna lo que el culturólogo norteamericano Dwight Macdonald definió como masscult, cierto, aunque masscult para pornoespectadores entendidos” (“Il corriere della sera”, Eugenio Calderelli, 2002).

Elabora su única obra de animación en 3-D computarizada, “Cienxia Fricción”, centrándose en la atracción gravitacional de los cuerpos, con alienígenas que son falos ambulantes y vaginas cuadrúpedas. La urbe, cosmopolita y multiétnica, es Coñópolis y sus direcciones: Falopio Highway; Piazza Clítoris; Vulvastrasse; Utero Square; Bálano Boulevard; Rue Epidídimo. Para alejarse radicalmente del videoclip prescinde por completo de la música en su banda sonora, pletórica de efectos y voces a escala real. El estilo de la ilustración desarrollada por Roy Haket es, a un tiempo, áspero y minimalista.

En Sarajevo, asiste a un festival de snuff movies. Participa en un happening que es exhaustivamente filmado: el descuartizamiento de una enferma terminal, sobreviviente de la guerra, que ha ofertado su cuerpo para proveer recursos a su familia. Tomás le rebana el dedo anular de la mano izquierda, se lo guarda en el bolsillo de su chaleco y se mancha de sangre imperceptiblemente. Allí mismo, sin darse cuenta, entra en contacto con su reptil, su ofidio, su rapaz, su lobo, su fauna. Y no puede volver atrás. Licantropismo estilístico, balbucea en su delirio.

Pisa Berlin y prueba el canibalismo. Antropofagia sexual. Sírvase usted mismo. Tarantino le practica una mastectomía radical a una mujer agonizante sobre la mesa de banquetes, viva aún a causa de la morfina. Fríe los senos que se reducen ostensiblemente en el aceite hirviente y se los come acompañados de queso ahumado, para suavizar el sabor, y la leche etílica de la mujer amada. A su alrededor, otros y otras degustan filete mignon de glúteos, rebozado mixto de escroto y prepucio, estofado de matriz, trompas de Falopio rellenas. Sinfonía sanguinaria de sabores. Suena la cabalgata de Wagner tonificando el ritmo cardíaco de los comensales. Presencia solícita de los cuatro grupos de alimentos. Fluye generosa la cerveza de Baviera y los vinos del Rhin.

Retorno a la patria. Renovado, adquiere la compañía productora de Pacheco, quien está en bancarrota. Tarantino dispone ahora de un vastísimo loft y equipo mínimo. Decide sacrificar el look por el contenido. Su opera prima snuff se titula “Electrodomésticockx”: ambientada en una tienda por departamentos, una turba de hembras enfurecidas somete a un vendedor a probar en carne propia la plancha de vapor, la depiladora de cera caliente, la rebanadora, el cuchillo eléctrico, la licuadora, la aspiradora, la parrillera. Del mismo estilo resulta “Toolx”, para el mercado gringo, donde los obreros de una construcción taladran la rodilla de un capataz, atravesándole la rótula. Apreciamos un extremely close-up del globo ocular explotando por efecto de una descarga eléctrica que hizo volar los transformadores de la cuadra y le incrustan sendos destornilladores por los oídos. Un odontólogo aficionado le extrae las cordales al cadáver. Freeze del alicate oxidado sosteniendo la muela de raíces sanguinolentas.

El público snuff es despiadadamente exigente. No te excusan tus errores. Amenazan con hacerte daño, si les gusta o si no les gusta tu film.

En “Náufragox”, ahogan gente en una piscina profunda con pirañas, impidiendo que escapen, pues les arrojan agua con una manguera a presión. Los bañistas gritan y se desesperan. En un aparente acto de bondad se les arroja un salvavidas que las personas luchan por obtener. Se golpean y hunden entre ellos. Al final, los cuerpos mordidos, desgarrados por los filosos dientes serrados de los pececillos tropicales, flotan violáceos e hinchados. La cámara panea y se detiene en los rostros descompuestos por la angustia y el horror.

Indagación acuciosa en el género negro, “Xerial Killer” propone a un protagonista que se apropia, sin anestesia, de los implantes de senos de mujeres que se los han aumentado. Aleccionado por Surgery Channel, el asesino practica incisiones magistrales que admiran al forense. Al sumar trece pares de bolsas de silicón que guarda en el congelador, al lado de la botella de vodka con la que celebra sus sustracciones, el coleccionista culmina su labor sin ser atrapado, ni siquiera por la mirada del espectador, quien jamás observa con definición el rostro del perpetrador. Absolut suspense.

“Suplicioux And Vicioux” comercializa los títulos en mercados insospechados: desde países en pobreza extrema, emiratos petroleros, colonias sefardíes, provincias separatistas, naciones industrializadas y contaminantes, hasta la cúspide de la jerarquía apostólica y pagana. Tomás compite con bengalíes, serbios, rumanos, ex-soviéticos y chicanos.

“Carniceríax” pasa por sierras industriales a yunkies. Para llegar al matadero, los transportan en un camión frigorífico, colgados de la nuca por un gancho, cual vacas. El súmmum del humor grotesco se desborda cuando las compradoras, damas elegantemente vestidas y refinadas, escogen su corte de carne y allí mismo, ante sus ojos, se los sirven. Una señora pide corazón y otra hígado. La extracción de un costillar humano le vale el galardón “Marqués de Sade”.

“Imploxión” marca un hito: una mujer desnuda, hiperbólicamente obesa, tras deglutir cantidades asquerosas de alimentos, compartiendo la mesa con varios cerdos, es rellenada anal y genitalmente por cartuchos de dinamita lubricados. La gorda explota ante un vidrio de seguridad colocado frente a cámara. La cabeza con los ojos abiertos estrellándose contra el cristal, forma parte del archivo documental de la infamia y el horror, junto a filmaciones de exterminio selectivo de razas; experimentos médicos sin conocimiento ni consentimiento del paciente, a quien se le contagia terribles enfermedades degenerativas y se le somete a procedimientos quirúrgicos irreversibles y fisioterapias extremas, suministrándole medicamentos tóxicos o drogas en fase experimental, de las que se desconocen con precisión sus consecuencias sobre seres humanos vivos y conscientes; lavados de cerebro en cárceles psiquiátricas y torturas para medir los umbrales del dolor. La imagen de la cabeza de la gorda con los ojos abiertos estrellándose contra el cristal se repite en cámara lenta y cuadro por cuadro, con absoluta nitidez. La-ca-be-za-de-la-gor-da-con-los-o-jos-a-bier-tos-es-tre-llán-do-se-con-tra-el-cris-tal. Lacabezadelagordaconlosojosabiertosestrellándosecontraelcristal.

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“Vivisecxión” es, de lejos, el más cruel y descarnado “real film” que se haya hecho hasta ahora. Su crudeza y veracidad nos granjea la entrada a las pantallas vedadas del lejano Oriente. Me atrevo a decir que ni las circunvoluciones cerebrales más retorcidas de Milosevich y su equipo de cineastas podría haber alcanzado niveles tales de mortificación. No me avergüenza reconocer, para nada, que hubo momentos en que yo mismo casi me derrumbo, filmando y editando esta película insuperable y definitivamente irrepetible. Sé que muchos no me podrán perdonar. Y lo siento por ellos, ya que ésta es una obra vanguardista, adelantada a su época, y, al mismo tiempo, inmemorial. Ahora no me entienden y por ello me condenan. Futuras generaciones me ovacionarán. Yo soy un Julio Verne de la cinematografía que supera etiquetas, clasificaciones y géneros. Aunque se escuche inapropiado, molesto y feo. Lo siento. No puedo evitarlo. Soy así, descarnado e inmodesto.

“Toneladax”: road-movie donde un camión de carga ancha avanza atropellando gente. Las cámaras colocadas estratégicamente a nivel de los cauchos obsequian al espectador close-ups de caras compungidas por la sorpresa y el dolor al ser reventados bajo el peso de las ruedas. Los cuerpos desmembrados tapizan el asfalto. Detalle de sangre que burbujea en ebullición. Paneo a ojo intacto desprendido de su órbita que observa a la cámara desde la cuneta. Zoom in y créditos finales.

“Artíficex” es un médico que se va comiendo a sí mismo. Mastica hasta desmayarse. “En Cuerox” desollan vivas a las víctimas en medio de alaridos horripilantes (sonido dolby cuadrafónico y surround en equipos de home-teather de última generación). Al final los bañan en alcohol para evitar infecciones. Espeluznante lección de anatomía: dermis, epidermis, tejidos lisos y estriados, músculos, tendones.

“Holly Hellx”. Acto de contrición, iluminación mística aclamada en el Festival de Reus. Con un diablo violador y proveedor de suplicios a monjas suplicantes. El gran final muestra la decapitación del sátiro infernal a manos de la excelsa y beatífica señora de las virtudes. Los restos mortales de Belcebú son fritos en una paila de aceite hirviente desde donde se quejan los condenados al fuego eterno por sus crímenes a la moral. Versión bilingüe con el tema musical “Simpatía por el diablo”, de sus majestades satánicas, los “Stones”. Encabeza Mick Jagger con su bocota. ¡Please to meet you!.

Haciendo cola tras el snuff, ¿qué nuevos géneros se impondrán?. Tomás prueba a conciencia su cámara digital de alta resolución con obturador automático que opera a “cero lux” (no requiere fuentes de iluminación) en modalidad infrarroja. Zoom óptico x 30 y electrónico x 150, sin pixelación de imágenes (ni siquiera congeladas), con lente único que también es macro. Auto-focus selectivo de rango variable. Función de steady-cam que estabiliza las tomas para grabaciones cámara en mano. Slow motion y cuadro por cuadro incorporados. Graba y reproduce en multiformatos. Memoria expandible. Conexión standard a modem, puerto paralelo y serial. Ligera y compacta. Silenciosa y de diseño blindado. De uso extendido en el ejército, organismos de inteligencia estatal, entes de investigación privada, cazadores furtivos de imágenes y corresponsales de guerra. Opcional: visión térmica y grabación automatizada, activada por detector ultrasónico de movimientos con autonomía de hasta 6 horas, en ausencia del operador. Baterías recargables de larga duración.

Los cadáveres (o lo que queda de ellos) son adquiridos a precios paupérrimos por la red local de traficantes de órganos, ahorrándole a Tarantino el bochorno de deshacerse de ellos.